¡Queridos amigos de Getsemaní, el Señor os conceda su paz! Las noticias transmitidas por los medios de comunicación no son muy reconfortantes y en la mayoría de los casos son de crónica negra... Son muy raros los mensajes sobre la solidaridad y el bien que mucha gente realiza silenciosamente. Se respira una cierta confusión y malestar general ante la aparición de acontecimientos como guerras abiertas y declaradas entre diferentes naciones, enfermedades, hambre, inundaciones y terremotos e incendios. Es aún más curioso el enjambre de mensajes apocalípticos que infunden miedo y desconcierto. Por el contrario, el Señor, en el Evangelio, ante acontecimientos mucho más graves, nos invita a una inmensa esperanza... que solo se comprende si mantenemos una relación fuerte con Él: "Cuando estas cosas comiencen a suceder, levantaos y alzad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación” (Lc 21, 28), “Velad y orad en todo momento...” (Lc 21, 36). El evangelista nos ofrece una anotación importante para entender el lugar donde Jesús pronuncia tales palabras... y es precisamente AQUÍ, en Getsemaní, entre Jerusalén y el monte de los Olivos, entre su enseñanza en el templo y su pausa nocturna: “Durante el día enseñaba en el templo, por la noche salía y pernoctaba a la intemperie en el monte llamado de los Olivos” (Lc 21, 37).Todo esto me parece de gran importancia: ¡Es una buena noticia para cada uno de nosotros! Esta es la invitación y oración que queremos compartir con todos vosotros, queridos amigos: en los acontecimientos que vivimos, en los lugares donde nos encontramos, en nuestras reuniones, sean pobres o ricos, dramáticos o magníficos, luminosos u oscuros, llevemos su Palabra, su Promesa, que nunca se romperá. Es el Maestro el que AQUÍ, desde este Jardín, nos lo aconseja: a la lucha, a la oscuridad, no debemos entrar solos… Solo podemos hacerlo estando a su lado, con vigilancia y oración. “Quedaos aquí y velad conmigo… Vigilad y orad, para no caer en tentación. El espíritu está pronto, perola carne es débil” (Mt 26, 38. 41).
Hora Sancta
Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.