¡Paz a vosotros desde Jerusalén, queridos amigos de Getsemaní! La Palabra de Dios de estos días ha iluminado nuevamente el Misterio de Getsemaní, especialmente en la fiesta de santa María Magdalena.El Evangelio nos narra cómo esta discípula ha buscado ansiosamente al Señor en el lugar del sepulcro, mientras el Resucitado, con solicitud maravillosa, va a su encuentro con la Luz de la vida (Jn 20, 11-18). Un versículo del salmo responsorial de la fiesta reza así: "porque tu amor vale más que la vida" (salmo 63,4). La experiencia de la apóstol entre los apóstoles, María Magdalena, ha "encarnado" de modo sublime la novedad del Señor resucitado. Es sorprendente cómo también nosotros buscamos al Señor en los lugares donde pensamos que Él pueda estar, con nuestras prerrogativas o expectativas, categorías, ideas y esquemas; en cambio, el Señor pacientemente se revela a nosotros de un modo totalmente nuevo, con el fin de hacernos crecer en la relación con Él y para testimoniar que su Palabra y su presencia son verdaderas y reales.También AQUÍ, en Getsemaní, los discípulos esperaban un Jesús diferente. Quizás no lo imaginaban tan necesitado de nuestra cercanía, de nuestro apoyo de amor, quizá lo querían aún "poderoso en palabras y obras" (Lc 24, 19) pensando que, al final, todo tendría un buen resultado porque Él es el Hijo de Dios. ¡No esperaban un Dios "débil", que entra en la experiencia de amor y sufrimiento que nosotros AQUÍ llamamos "Pasión del Señor"! Ninguno de nosotros está tan predispuesto al dolor como para afirmar que es algo obvio y natural de aceptar, pero es necesario comprender que el Señor no desea sufrir pero desea salvar y por eso elige amar, así cumple la voluntad del Padre y ¡realiza la obra de la Redención de la humanidad a precio de su Sangre! Aún hoy, el Señor se deja encontrar en "lugares" y situaciones en las que se encuentra la humanidad que sufre, solo el Señor es capaz y puede consolar verdaderamente, solo Él se convierte en el dulce y universal consuelo de todo hombre que se encuentra en el sufrimiento y en la oscuridad, Él es el único que puede salvarnos. Las situaciones son múltiples y todos reconocemos que este tiempo que nuestra humanidad está viviendo no es uno de los más fáciles, sino un tiempo de prueba y sufrimiento.En este primer jueves de agosto unámonos al Señor en la Hora Santa; que su Amor sea conocido por todas las almas necesitadas de redención y por toda la humanidad. ¡Unidos en la oración al Señor!
Hora Sancta
Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.