Queridos amigos de Getsemaní, ¡paz a vosotros! Estamos viviendo días dramáticos por lo que está sucediendo entre Rusia y Ucrania y, a pesar de una cierta aprensión y preocupación, estamos invitados a no dejarnos desanimar por el mal. Debemos reforzar nuestra oración y ser decididos, solidarios. Todos nosotros vivimos el peso de la situación que está creando esta guerra, todos nosotros sufrimos y percibimos la confusión y el torbellino de sentimientos que viven nuestros hermanos implicados en este conflicto, en su mayoría cristianos. Si un miembro de nuestro cuerpo sufre todos los miembros sufren (Cfr 1Cor 12,26-27), esta es la comunión espiritual entre los hombres hechos a imagen y semejanza de Dios Creador: vivimos también nosotros la ‘cicatriz' que la brutalidad humana de algunos inflige a sus semejantes. Al mismo tiempo, podemos vivir la ayuda recíproca invocando fe, esperanza y caridad para todos los que están en la prueba.No debemos dar respuestas precipitadas a preguntas complejas. En todo esto hay algo mucho más profundo: "En efecto, nuestra lucha no es contra criaturas hechas de sangre y de carne, sino contra los principados y las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en las regiones celestiales. Tomad, pues, la armadura de Dios..." (Ef 612-13)Quizá alguno de vosotros, como nosotros, se pregunta: "Y yo, ¿qué puedo hacer ante todo esto?" Podemos rezar, vivir en la rectitud, una vida santa y solidaria, renunciar a algo... para ofrecer frutos de amor y conversión al Señor que sabe y ve en lo secreto. Santiago apóstol afirmaba la semana pasada: "Mucho poder tiene la oración del justo hecha con insistencia" (St 5, 16). Nosotros no nos consideramos totalmente justos… pero confiamos en la Iglesia santa de Dios, en la que el Padre escucha siempre a sus hijos que lo invocan unidos; rezamos y conjuramos el fin de la guerra también por la intercesión poderosa de María Santísima, Reina de la paz.Que nuestro camino cuaresmal lo vivamos en la oración y más fuertemente unidos con el Señor Jesús, el único verdadero Salvador de la humanidad, la única esperanza de la verdadera paz. Unidos en la oración.
Hora Sancta
Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.