En las últimas newsletters hemos tratado de contemplar el misterio que Dios realiza en el Jardín. Hemos visto
cómo este lugar no es solo un lugar geográfico, identificable con Getsemaní, prensa de aceite… sino que es un
lugar teológico, en el que el Señor se revela, nos habla y nos hace partícipes de su acción redentora! (Jn 18,4-
9.12; Mt 26,47-50; Jn 20,15).
La apasionada pregunta de Dios Padre, que nos busca: "¿dónde estás?" (Gn 3, 9) podríamos considerarla
como la evidente constatación por parte de Dios de que el hombre solo no logra hacer nada, no logra
permanecer fiel a su mandamiento, y que fácilmente se deja fascinar por falsos amores. ¡Esta dinámica la
encontramos en toda la historia de la salvación! ¡Así ha sucedido y así sigue sucediendo hoy!
Para nosotros es importante contemplar cómo Dios ha previsto todo esto y ha venido a nuestro encuentro con
su Sabiduría: el Hijo de Dios AQUÍ, en este jardín, se muestra necesitado de nosotros, y nos invita a estar a su
lado mientras se prepara para redimir el mundo: "Sentaos aquí mientras yo voy allí a rezar" (Mt 26,36)! En su
verdadera humanidad Dios se muestra 'necesitado' de nosotros, ¡Porque sabe y conoce bien nuestra
necesidad de Él: "solos no podéis hacer nada" (Jn 15,5)!
Será siempre el Señor Jesús quien intuya nuestra necesidad y bajo la cruz nos done la más poderosa y pura
'compañía' que la humanidad pueda tener: la maternidad de María Santísima (Jn 19,26-27). Acabamos de
entrar en el tiempo ordinario, acabamos de celebrar la memoria de María, Madre de la Iglesia. Invoquemos su
intercesión para poder vivir también nosotros la voluntad de Dios como ella nos cuenta con su humilde y
poderoso testimonio: "He hecho lo que Él me ha dicho" (Jn 2, 5). ¡No nos cansemos de pedir el don de la Paz
como la da el Señor!
Feliz oración.
Hora Sancta
Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.